Antiguo vídeo aún actual en la realidad organizacional en la que aparecen básicamente tres estilos de liderazgo del directivo:

- Jefe tradicional que dirige desde la orden y mando. En la mayoría de los casos eso lleva como mucho a acatamiento genuino. El empleado se esfuerza en hacer bien lo que se le pide (y no más) porque quiere mantener su puesto y no porque tenga interés en alcanzar los objetivos organizacionales. Este estilo de liderazgo no fomenta la iniciativa, ni el verdadero compromiso. Requiere de mucho control y muchas veces crea acatamiento a regañadientes, desmotivación y  bajo rendimiento.

- Jefe liberal que comparte sumariamente los resultados esperado y deja que los colaboradores lo logren sin guiar, sin tener criterios de evaluación ni seguimiento. Ese estilo está al lado extremo del jefe autoritario. Suele general confusión en los trabajadores, además de ausencia de equipo. Los colaboradores no tienen claro los objetivos y principios guías para alcanzar este objetivos. No hay sentido de unidad y el logro de los resultados es más bien fruto del azar que de un accionar focalizado.

- Jefe democrático que comparte el qué y “para que” de su organización. Define claramente los objetivos, los valores y líneas directrices desde la ambición de lograr resultados superiores en cuanto a contenido y proceso. Aparece determinado y a la vez abierto a las aportaciones de su gente. Asume su responsabilidad de líder para lograr los resultados e inspirar a sus colaboradores a que contribuyan a lograrlos. Ese estilo de liderazgo mira a los resultados y a la vez a las personas para que se comprometan en alcanzar los resultados en beneficios de todos. Ese es el directivo-coach que junto con su gente crea el clima, las condiciones favorables para que todo el equipo camine alineado hacia una meta común, apreciando las diferencias de cada uno. El sabe que el liderazgo empieza primero consigo mismo y luego con su gente; está dispuesto a aprender para revisar sus interpretaciones sobre si mismo y sobre su gestión para descubrir caminos más fértiles y satisfactorios.

El directivo del siglo XXI asume su responsabilidad en mejorar la gestión de resultados y la gestión de equipo. Desde la claridad de lo que se espera que logre inspira a sus colaboradores desde el entusiasmo y compromiso para que de lo mejor de sí en beneficio proprio y de la organización. El directivo-coach sabe que la mejor victoria es la en que ganan todos. Sabe que el resultado final del desempeño de cada miembro de la organización puede ser superior a la suma de sus partes.

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